viernes, 26 de septiembre de 2008

Mi ideal del Teatro Contemporáneo

Veo que hay cierta confusión en el lenguaje, y sin intención de añadir más, quisiera continuar describiendo cómo me gustaría que fuera el teatro de nuestros días, al que yo llamaría teatro contemporáneo.

Me gustaría que el teatro actual no estuviera sujeto a la literatura dramática. El teatro no es literatura y no sólo es literatura. O sea que es mucho más que literatura. Quisiera que en el teatro de nuestros días la imagen, lo visual, el trabajo con el movimiento, con el cuerpo, la música o espacio sonoro tuvieran la misma relevancia que lo textual. Debería darse una integración en la creación de otras artes, sin que por ello no dejara de alcanzarse una unidad de lenguaje.
Naturalmente el teatro actual debería tratar temas que estuvieran en las preocupaciones y vivencias de la humanidad en este comienzo de milenio.
Sería teatro contemporáneo aquel que utilizara o construyera dramaturgias no necesariamente narrativas. No siempre es necesario contar una historia. Valoro grandemente la capacidad de sugerir que tenga un espectáculo. Y cuántas veces vemos actitudes de rechazo a propuestas interesantes, simplemente porque “no he entendido nada”. Porque quieren entenderlo desde la razón, desde el punto de vista del discurso. Cuando deberían entenderlo desde lugares más cercanos a la intuición, la percepción, a la experiencia, a la vivencia más global.