viernes, 26 de septiembre de 2008

Creación colectiva

Tal vez por el empeño que comentaba antes de encontrar una manera personal de hacer teatro, es que todos los proyectos que realizo (excepto un encargo que me hicieron) han sido siempre creaciones propias y colectivas. Esto es algo característico de mi-nuestro trabajo. De tal manera lo es, que no sé si hablar en singular o en plural. En un primer momento de juventud, tenía-mos (lo reconozco) como cierto prejuicio-rechazo hacia lo que suponía el teatro de texto. Lo visual, la imagen, lo físico centraban nuestro interés. Y sobre todo queríamos decir nuestras propias cosas, hablar siempre por nosotros mismos.

En una creación colectiva son los actores junto con el director los que construyen la obra. La responsabilidad primera de la creación está en muchos momentos en el actor. El actor no sólo es actor-intérprete sino que es un actor-creador. Si el teatro es resultado de un trabajo de equipo, en nuestro caso lo es mucho más.
Lamentablemente, en la mayoría de las escuelas no se tiene en cuenta este aspecto de la formación. La relación profesor-estudiante se entiende mayoritariamente como unidireccional. El saber va del maestro al alumno. Las relaciones que se establecen en una creación colectiva entre el director y los actores no tienen nada que ver con eso, por lo que las compañías que trabajamos de otra manera nos vemos con una gran dificultad para encontrar los actores adecuados, que tengan una formación acorde con nuestro modo de trabajar.

En el 93 fundo con unos compañeros/as la compañía ZANGUANGO, con la que he intentado espectáculos siempre comprometidos con la búsqueda de nuevas formas de expresión y comunicación, que no resultaran herméticas, sino que conectasen o puedieran hacerlo con una gran mayoría de público. No hay que olvidar que esto es una profesión de la que tenemos que vivir sin subvenciones significativas. De alguna manera, (aunque afortunadamente cada vez menos) nos hemos visto obligados a hacer espectáculos (ahora se les llama productos) que entraran dentro de los límites que el mercado era capaz de aceptar. La pena es que estos límites no los marca el público, sino la corta visión de algunos-muchos gestores-programadores-políticos.